EL REY DE LOS PAJARITOS-

         En un humilde rancho, próximo al camino que va de Villa Allende al Pan de Azúcar, vivía hace mucho tiempo doña Tomasa con su  nieto, un niño que estaba por cumplir doce años y al que todos conocían solamente por su apodo: El Rey de los Pajaritos.

         ¿Por qué? Pues porque desde muy pequeño había aprendido a imitar el canto de los pájaros que vivían en un espeso bosque de algarrobos donde el niño había nacido y en el cual  vivía con su querida abuela.

         Las aves canoras eran sus únicos amigos. Después de vender pan casero, tortitas con chicharrones,  miel y dulces caseros a los turistas que pasaban por el lugar, se internaba en el bosque y silbaba: ahora imitando a una calandria, al rato a un benteveo, luego a un zorzal. Así pasaba las horas más felices de su vida.

         Hasta que cierto domingo llegaron varios hombres, los traficantes de animales silvestres quienes,  con la excusa de escucharlo imitar a los pájaros,  hicieron el más cruel negocio que puede hacerse con ellos: secuestrarlos para meterlos en una jaula o en un zoológico.

         Cuando el niño se dio cuenta ya era demasiado tarde. Imaginemos el dolor y la vergüenza que sentía por haber sido inocentemente engañado, nada a menos que  él, al Rey de los Pajaritos.

         Esta es una historia triste y al mismo tiempo maravillosa. Léanla.

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